Boda de Filipo y de Cleopatra

21 10 2010

«Filipo con estos hechos amaba extraordinariamente al hijo, tanto, que se alegraba de que los macedonios llamaran rey a Alejandro y general a Filipo; pero las inquietudes que sobrevinieron en la casa con motivo de los amores y los matrimonios de éste, haciendo en cierta manera que enfermara el reino a la par de la unión conyugal, produjeron muchas quejas y grandes desavenencias, las que hacía mayores el mal genio de Olimpíada, mujer suspicaz y rencorosa, que procuraba acalorar a Alejandro. Hízole subir de punto Átalo en las bodas de Cleopatra, doncella con quien se casó Filipo, enamorado de ella fuera de su edad. Átalo era tío de ésta, y embriagado en medio de los brindis exhortaba a los macedonios a que pidieran a los dioses les concedieran de Filipo y Cleopatra un sucesor legítimo del reino. Irritado con esto Alejandro: »

Alejandro magno amenazado por su padre (1700/1705), Donato Creti

¿Pues qué – le dijo -, mala cabeza, te parece que yo soy bastardo?» ; y le tiró con la copa. Levantóse Filipo contra él, desenvainando la espada; pero por fortuna de ambos, con la cólera y el vino se le fue el pie y cayó; y entonces Alejandro exclamó con insulto : » Éste es, ¡oh macedonios!, el hombre que se prepara para pasar de Europa al Asia, y pasando ahora de un lecho a otro ha venido al suelo.» De resulta de esta indecente reyerta, tomando consigo a Olimpíada y estableciéndola en el Epiro, él se fue a habitar en la Iliria. En esto Demarato de Corinto, que era huésped de la casa y hombre franco, pasó a ver a Filipo, y como después de los abrazos y primeros obsequios le preguntase éste cómo en punto a concordia se hallaban los griegos unos con otros: «Pues es cierto -le contestó- que te está a ti bien, ¡oh Filipo!, el mostrar ese cuidado por Grecia, cuando has llenado tu casa de turbación.» Vuelto en sí Filipo con esta advertencia, envió a llamar a Alejandro y logró atraerle con las persuasiones de Demarato.»

Plutarco, Alejandro, IX


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